¿A que de pequeño o adolescente soñabas con tener una máquina arcade en tu casa?
Para muchos de nosotros estas máquinas de videojuegos representan momentos de compartir con amigos y estar de fiesta.
¿Todavía te entusiasma cumplir el deseo de comprar una consola arcade y pasártela de fábula con tu familia y amigos?
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¿Por qué las maquinas arcade han sido tan importantes para muchas personas?
Las máquinas arcades han sido y serán un icono cultural de generaciones enteras, pues es imposible encontrar alguien que no haya jugado al menos una vez.
¿Qué nos atraía tanto?
Nos agradaba ese mundillo de salas oscuras, con aquel olor a polvo quemado, causado por el calor que irradiaban los enormes monitores de tubo y placas de microchips, que permanecían encendidos durante mas de doce horas.
Más bien, para muchos era un punto de encuentro con amigos, también pasábamos gran parte de nuestro tiempo intentando batir récords. Así mismo, los arcades eran una válvula de escape para las personas, aunque parezca mentira podíamos liberar mucho stress que nos acompañaba.
Las recreativas sin duda exigían destreza
Realmente poder vencer una de estas máquinas arcades era un desafío que exigía la coordinación de un montón de aspectos cognitivos y de concentración. Ciertamente, sabíamos que perder una partida era perder dinero, pero también era perder en vivo y en directo frente a un publico real, dos, cinco y a veces hasta ¡diez personas! Sobre todo, para observar tu delicado juego en esos últimos niveles antes de eliminar al último jefe.
Por último, aunque parezca mentira existía una suerte de estatus en estas salas. Probablemente, si te reconocían como un gran jugador, al verte comenzar una partida en ese arcade al que todos querían jugar, sabían que deberían esperar, pues te lo terminabas entero.
Mas es menos
Hoy en día estamos inundados de videojuegos, los tenemos en los teléfonos móviles y en las consolas, pero los que hemos vivido esta pasión durante esas hermosas décadas sabemos que jamás podrán reemplazar esa misma sensación. Hoy muchos de los que hemos jugado horas en las recreativas ya somos padres, y seguramente algún abuelo habrá.
Vemos que los videojuegos ya no es cuestión de concurrir a un lugar para compartir con amigos. Por el contrario, ese sitio es en casa, a cualquier hora, y de manera anónima.
El arte de conquistar con tres vidas
Todo se resumía a: una moneda igual a tres vidas, y era todo lo que te permitía para sortear un mundo entero de desafíos, que iban escalando desenfrenadamente.
No obstante, apenas unos segundos de descanso era todo lo que tenias entre nivel y nivel, tampoco existía la pausa como en las consolas de hoy. Es más, era un sin parar absoluto, machaca, machaca y machaca enemigos. De esta manera, quien lograra mostrar la historia final podía hinchar su pecho y salir orgulloso, y si eras algo egocéntrico hasta te ibas durante los títulos.